Interesdun pertsonaia

Mikel Erentxun

Chanteur

Estoy enganchado a la cocina peruana, pero no puedo vivir sin las lentejas de mi madre

Viaja con frecuencia a Londres y Nueva York. Le apasionan México DF y su gastronomía, y últimamente le ha dado fuerte por el ceviche peruano. Con todo, Mikel Erentxun (Caracas, 1965) nunca ha dejado de ser un humilde chico de Amara que, a día de hoy, si no está de gira, sigue yendo a comer a casa de su madre dos veces por semana. “Es la mejor cocinera del mundo”, cuenta. Tiene debilidad por la tortilla de patata. A raíz de su cardiopatía, desde hace tres años, lleva una dieta estricta “pero, puedo comer jamón ibérico y beber vino. ¡Menos mal!”.

Hasta hace tres años, no probaba la verdura.

Me alimentaba de pasta y pollo. Y comía mucha bollería industrial.

Ahora no puedo vivir sin comer fruta y verdura. Ya no puedo tomar alcohol, sólo vino,

que me encanta. Cerveza también pero no me gusta. Me gusta el vino bueno y el no tan bueno. Yo era de Rioja, pero a fuerza de viajar por España, aprendí a tomar otros vinos. Los de Toro, Jumilla, Somontano. Se hacen vinos muy buenos. Aunque si tuviese que elegir uno, me quedaría con tinto Rioja. El blanco no me va.

Tengo cinco hijos.

Les digo que no coman chucherías, pero no me hacen caso.

Me gusta mucho hacer la compra del día a día:

la fruta, la verdura, el pescado… Siempre busco la calidad y si hay fruta y verdura ecológicas, mejor.

San Martín es un mercado con mucho sabor,

antes solía ir a comprar sushi porque me pillaba cerca de casa, ahora vivo en las afueras de Donosti. En mi despensa hay arroz, pasta y legumbres.

Ya no como carne roja ni cerdo, solo pollo.

Tampoco pescado. Me he hecho especialista en comer dos primeros platos.

Hay épocas en las que hago dietas radicales y me acerco mucho al vegetarianismo y la macrobiótica. Me encanta el jamón ibérico.

Podría ser vegetariano pero comiendo jamón. Habría que buscarle una palabra a eso.

Si yo fuera un ingrediente,

sería algo dulce. Tampoco me han quitado ni el azúcar ni la sal… ¡Que sería de la vida sin ellos!

No suelo cocinar.

Hago cosas básicas: ensaladas, pasta y me pongo a Bob Dylan o los Beatles.

Si pudiese, invitaría a cenar a Paul Mccartney. Me encantan los platos de cuchara, como las lentejas de mi madre.

Para ir de pintxos,

Me gustan los bares de barrio.

Me encanta la tortilla de patata del Egoki y también voy al Pluto, los dos están en Amara. También me gusta mucho el Nestor, en la parte Vieja, y para comer algo más sofisticado, A Fuego Negro.

Detesto la coliflor, desde pequeño.

El olor me echa para atrás. Me encantaría que me gustase, porque es una der las verduras más completas que existe, pero no hay forma.

Y tampoco soporto el pepino.

Ni el vinagre. Las ensaladas solo las aliño con aceite.

Banatu